La navidad que nunca olvidaré: 1914

Hasta hace media hora no comprendía el valor de la Navidad para humanidad, ahora creo que lo hago, al menos un poco. No son los regalos, los adornos, los villancicos y mucho menos la comida, la Navidad es un “algo” bastante peculiar que jamás he podido describir, tal vez nunca pueda hacerlo, simplemente se vive. He de aclarar que nunca me había atraído significativamente, probablemente ni cuando era un pequeñín feliz con sus juguetes nuevos, ahora, mucho más grande, la veo pasar tranquilo en mi hogar, no la amo ni la odio. Sin embargo, nunca me ha dejado de cautivar el poder que tiene, la gran capacidad que posee para atraer, mover y hasta cambiar a la gente.

Los orígenes de esta celebración son claramente religiosos, pero creo eso ha quedado bastante atrás, actualmente, me atrevo a decir, únicamente las familias más conservadoras realmente recuerdan esos motivos. En la actualidad, es un motivo de unión, no lo puedo negar y eso, por supuesto, se debe festejar. En un intento descabellado por entender esta fecha, encontré un hecho histórico que es valioso recordar, la Navidad de 1914.

El verano de ese año había comenzado la Primera Guerra Mundial, la primera ocasión en que la humanidad se veía enfrascada en un conflicto de tal magnitud, la primera vez que veían cara a cara la infamia de la deshumanización. A finales del año se enfrentaban las tropas alemanas y británicas a las afueras de Ypres, una pequeña ciudad al sur-oeste de Bélgica, cerca de la frontera con Francia. Este campo de batalla no era la excepción, estaban de un lado las trincheras de los Aliados y en dirección opuesta estaban las de las Potencias Centrales, en medio se encontraba la Tierra de Nadie, reinada únicamente por la muerte misma.

El 24 de diciembre 1914, las trincheras alemanas comenzaron a iluminarse, sin embargo, para sorpresa de sus enemigos, las luces no eran disparos, eran adornos navideños que los alemanes habían colocado. Las sorpresas no habían terminado, los soldados del Imperio Alemán comenzaron a cantar “Stille Nacht”, versión alemana de la tradicional canción “Noche de Paz”. En respuesta, los soldados británicos comenzaron a entonar villancicos en su idioma. Finalmente, entre ambos bandos entonaron la melodía “Venid Fieles” y comenzaron a gritar felicitaciones de navidad hacia el humano que dejaba de ser enemigo y al menos por un momento, era un hermano.

Soldados alemanes y británicos conviviendo. Imagen: taringa.net

Temerosamente comenzaron a salir de sus trincheras los soldados de ambos bandos, para comenzar a habitar la Tierra de Nadie. Incluso en la situación en la que estaban, pudieron pasar un buen momento. Los soldados intercambiaron algunos “regalos” que tenían, como alimentos, alcohol, tabaco y fotografías. Incluso, al día siguiente se dieron la oportunidad de jugar un partido de futbol, mismo que ganaron los alemanes 3-2. Una vez que la desconfianza quedó atrás, los soldados celebraron la navidad unidos, este hecho es conocido como la Tregua de Navidad.

Fotografía del partido de futbol disputado entre ambos ejércitos

Para finalizar el relato citaré las palabras de uno de los involucrados, Johannes Niemann un teniente alemán:

“Un soldado escocés apareció cargando un balón de fútbol; y en unos cuantos minutos, ya teníamos juego. Los escoceses ‘hicieron’ su portería con unos sombreros raros, mientras nosotros hicimos lo mismo. No era nada sencillo jugar en un terreno congelado, pero eso no nos desmotivó. Mantuvimos con rigor las reglas del juego, a pesar de que el partido sólo duró una hora y no teníamos árbitro. Muchos pases fueron largos y el balón constantemente se iba lejos. Sin embargo, estos futbolistas amateurs a pesar de estar cansados, jugaban con mucho entusiasmo. Nosotros, los alemanes, descubrimos con sorpresa cómo los escoceses jugaban con sus faldas, y sin tener nada debajo de ellas. Incluso les hacíamos una broma cada vez que una ventisca soplaba por el campo y revelaba sus partes ocultas a sus ‘enemigos de ayer’. Sin embargo, una hora después, cuando nuestro Oficial en Jefe se enteró de lo que estaba pasando, éste mandó a suspender el partido. Un poco después regresamos a nuestras trincheras y la fraternización terminó. El partido acabó con un marcador de tres goles a favor nuestro y dos en contra. Fritz marcó dos, y Tommy uno”.

Publicación de The Daily Mirror sobre la Tregua de Navidad.

La fraternización que vivieron alemanes y británicos es realmente increíble, de esos momentos en los que el hombre realiza por completo que es humano, igual al que tiene en frente. En 1914, la Tregua de Navidad únicamente se dio por unas horas, días por mucho, después la guerra continuó tan terrible como siempre. Entonces, las preguntas surgen: ¿Qué tiene tan especial la Navidad que puede lograr incluso la paz? ¿Porqué esa paz dura unos cuantos días?

Para ninguna de ellas tengo respuesta, no sé qué es la Navidad y tampoco sé porqué une tanto a la gente. Probablemente nunca lo descubra y tal vez nadie lo haga. La navidad de 1914 nunca la olvidaré, no la viví, pero en ella recibí el mejor regalo de mi vida, vi al humano en paz. Mi única esperanza es que esto no deje de suceder, por el contrario, que esa unión dure mucho más que un día. Finalmente, una representación de los hechos de 1914, realizada por el ex Beatle, Paul McCartney. De parte de todos los que formamos El Cafetín de las 5, ¡felices fiestas!

Por: Alberto Vega/ @Betovegaa

Comments

  1. Me gustó mucho el artículo, por otro lado, la Navidad no es un periodo ni una estación, sino un estado de ánimo; desear paz y buena voluntad, ser generoso en compansión, es poseer el verdadero espíritu de la Navidad. Saludos!!!

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El Cafetín de las 5

Revista cultural con sede en la Ciudad de México. 25 de abril 2011