Muchas veces, para entender una obra, es necesario analizar todos sus elementos y no conformarnos con una primera lectura en la que pensamos cómo sucedieron las cosas (el Principio, el Desarrollo y el Final), o también sobre el tema principal de la misma. Por ejemplo, este tipo de cosas es muy fácil de observar y de analizar, y en cambio, si nos atrevemos a ver más allá, descubriremos las riquezas de un autor y podremos ver lo que hace que sus obras sean trascendentales.
Para esta ocasión, me gustaría presentarles el análisis de dos elementos en la famosísima obra de William Shakespeare: Macbeth; que por culpa de las múltiples referencias en nuestra cultura general, pereciera que ya la conocemos, cuando en realidad todavía ni lo hemos leído. Si no lo han hecho, por favor háganlo; es de las más cortas y sin duda, una de las mejores, y si ya lo hicieron, espero que todavía tengan la información algo fresca.
Comenzaremos con el tema de lo innatural, discutido también en otras obras de Shakespeare. Sabemos desde el comienzo que la obra se verá envuelta en una atmosfera de extrañezas, donde “Fair is foul, and foul is fair”, éstas se manifiestan en gran parte a través del clima.
Sabemos gracias a Banquo (acto I, escena VI) que es verano cuando los hechos ocurren y desde el comienzo estas manifestaciones de cosas sobrenaturales, como los truenos y relámpagos, son elementos que acompañan a las brujas cada vez que aparecen en escena. Otro modo de representación, es a través de los personajes secundarios, quienes describían un cambio en el clima, cada vez que algo malo sucedía; por ejemplo, la noche del asesinato del rey Duncan, Ross y El viejo mencionan que hubo una tormenta. En esta misma conversación se comenta que los caballos de Duncan se habían comido unos a otros y como metáfora de Macbeth asesinando al rey Duncan, que un búho fue visto matando a un halcón. En otro ejemplo, y en otra parte de la obra, la noche que Macbeth mandó asesinar a Banquo, (durante la cena en su castillo) suceden cosas extrañas; principalmente el comportamiento de Macbeth se ve afectado por el fantasma de Banquo y su sentimiento de culpa:
–Lady Macbeth:
You have displaced the mirth, broke the good meeting,
With most admired disorder.
–Macbeth:
Can such things be,
And overcome us like a summer’s cloud,
Without our special wonder? You make me strange
Even to the disposition that I owe,
When now I think you can behold such sights,
And keep the natural ruby of your cheeks,
When mine is blanched with fear.[1] (Acto (III). Escena iv, versos 108-114)
En esta parte, el autor nos da a entender lo innatural a través de adjetivos más directos (palabras en negritas), en lugar de sólo mencionarlo sutilmente con metáforas, como lo había hecho antes. Este tipo de cosas, las podemos ver no nada más en las obras de Shakespeare, sino en muchas otras también. La mayoría de los grandes autores han descubierto lo enriquecedor que puede ser extrapolar el ambiente o atmósfera de la obra, al ambiente o clima que ocurre dentro de ella.
Finalmente, otro importante momento en la obra en donde se pierde el orden natural de las cosas. Sucede cuando el doctor va a visitar a Lady Macbeth para saber qué es lo que tiene. Una vez que la ve y escucha en su estado de sonambulismo, el doctor comenta que todo parece ser consecuencia de actos innaturales “unnatural deeds, do breed unnatural troubles”[2] (Doctor, Acto (V). escena i, versos 73-74) y concluye que lo que le pasa es algo que alguien como él, no puede curar. Al final, todos estos actos innaturales parecen reflejar la corrupción moral y política del orden natural de las cosas.
La obra Macbeth, entre otras cosas, se encuentra llena de imágenes referentes a la batalla entre la luz y la oscuridad, interpretándose como la lucha entre el bien y el mal, la vida y la muerte, lo natural y lo no natural (como lo han hecho muchos escritores antes, y después de él). La primera presentación de esto ocurre cuando Macbeth y Lady Macbeth planean asesinar al rey Duncan. Primero se encuentra Macbeth conversando con el rey y es cuando se da cuenta que tiene que matarlo para poder ser rey el mismo.
[Aside] The Prince of Cumberland! that is a step
On which I must fall down, or else o’erleap,
For in my way it lies. Stars, hide your fires;
Let not light see my black and deep desires:
The eye wink at the hand; yet let that be,
Which the eye fears, when it is done, to see.[3]
(Macbeth.Acto (I).escena iv, versos 49-54)
Aquí se puede interpretar que Macbeth ruega porque Dios, o la bondad del cielo no vean lo que va a realizar, para que así no sienta la culpa de matar a alguien que ha sido tan bueno con él. Más adelante, una vez realizado el asesinato, es Lady Macbeth quien pide que sus acciones no sean vistas (juzgadas) por el cielo, y que todo se cubra de oscuridad, tal como Macbeth ya había pedido.
[…]That my keen knife see not the wound it makes,
Nor heaven peep through the blanket of the dark,
To cry ‘Hold, hold!’[4]
(Lady Macbeth. Acto (I). escena v, versos 51-53)
En el siguiente acto, escena primera, Banquo mantiene una conversación con su hijo y parece notar que algo extraño ocurre en el castillo, menciona que hay mucho revuelo en los cielos, que las luces del castillo todas se han apagado (lo curioso es que Banquo muere en circunstancias similares a las de Duncan, de noche y con un clima tormentoso). En esa escena, Banquo es presentado con una antorcha que en cuanto muere, se apaga. Más adelante, al parecer en la misma noche (a la muerte de Duncan), Lennox es el que describe exactamente como es el clima y lo que sucede:
The night has been unruly: where we lay,
Our chimneys were blown down; and, as they say,
Lamentings heard i’ the air; strange screams of death,
And prophesying with accents terrible
Of dire combustion and confused events
New hatch’d to the woeful time: the obscure bird
Clamour’d the livelong night: some say, the earth
Was feverous, and did shake.[5]
(Lennox. Acto (II). escena iii, versos 54-61)
La metáfora de la luz se presenta continuamente, ya sea mencionado por un personaje secundario, o por Macbeth y su esposa, pero sin duda, la cita más memorable, es cuando Macbeth hace una reflexión sobre la vida.
[…]Out, out, brief candle!
Life’s but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.[6]
(Macbeth. Acto (V). escena v, versos 23-28)
[1] William, Shakespeare, Macbeth, p.788.
[2] Ibid, p. 795.
[3] Ibid, p. 778.
[4] William, Shakespeare, Macbeth, p.778.
[5] Ibid, p. 782.
[6] Ibid, p.797.
Bibliografía
- Barnet, Sylvan. The tragedy of Macbeth : with new and updated critical essays and a revised bibliography. Nueva York. Signet Classic: 1998.
- Casillas, Martín. Apuntes sobre la tragedia de Macbeth. México. El Globo Rojo: 2004.
- Mela, Fabian Enrique. Macbeth de William Shakespeare. Mexico.Fernandez Editores: 1988.
- Proudfoot, Richard. The Arden Shakespeare Complete Works. Londres. Bloomsbury Publishing: 2004.
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